ARGUMENTO

En una fría noche de invierno una joven llamada Eva Laurent encuentra en su habitación un extraño colgante que empieza a brillar en la oscuridad. Al principio no le da importáncia, ya que se piensa que es un regalo de su madre, pero poco a poco va a descubrir que aquel extraño objeto va a cambiar su vida por completo.


domingo, 30 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 4

¡Ya está aquí el capítulo cuatro! Perdón por la espera pero he estado un poco ocupada. Espero que os guste y que comenteis :) Besitoos.


La cortina blanca que separa mi camilla del pasillo se abre de repente. David aparece y se sienta junto a mis piernas.
- ¿Qué le ha dicho la doctora a tu madre?
- Te tienen que hacer más pruebas: análisis, un electroencefalograma, visitas al otorrino...
- Espera, me he perdido a partir de los análisis.
- Uff... A ver, te miraran la cabeza por si tienes algo que te produzca esos sueños y también los oídos por si los mareos provienen de algo interno.
- Vaya... ¿Y es necesario que me saquen más sangre?
- Sí, ya se que le tienes fobia a las agujas pero es lo que hay.
- Bueno, pues tendré que aguantarme un poco, no importa. Dile a la enfermera que estoy preparada.
- No te preocupes, no te lo harán hoy, tienes cita para pasado mañana.
- ¿En serio? ¿Me puedo ir a casa?
- No, te puedes ir a MI casa. Pasarás la noche con nosotros y si mañana estás mejor irás donde quieras.
- Pero...
- Ni pero ni para, te vienes y punto.
Asiento con la cabeza y entonces entra la doctora con Elisa, la madre de Dav. Me empiezan a explicar todo pero con palabras más complicadas y entonces me piden que me levante lentamente para irme a casa. Recojo algunas cosas que me había traído y nos vamos para el coche. Mario, el padre de David, está esperando en él. Cuando subo apaga la música y empieza a preguntar qué me han dicho. Tras una larga  charla llegamos a nuestro destino. Entramos por la puerta y yo me dirijo a la habitación a dejar las cosas, he venido tantas veces que se donde está todo. Me siento en la cama y observo mi maleta. Dentro de ella está el collar que me ha producido todas mis alucinaciones, ¿Para qué lo tiene mamá? No lo se pero pienso descubrirlo.
- ¿Qué piensas?
- ¿Qué? Nada. ¿Tú?
- En nada.
- Venga, eso es imposible.
- ¿Para mi es imposible y para ti no?
- Sí, porque yo soy especial. - Nos reímos.
- Hacía tiempo que no venias a mi casa.
- Sí... Desde lo de mis padres. Echo de menos las charlas que nos pegábamos sobre quién nos gustaba y tonterías nuestras.
- La verdad es que eran muy buenas, ¿te acuerdas de Laura?

- ¡Sí! Madre mía no se como te pudiste fijar en ella.
- ¡Y hablas tu que estabas colada por Pablo!
- ¡Esas cosas no se recuerdan! - Más risas y risas. - ¿Y ahora? ¿Quién te gusta ahora?
- ¿En serio lo preguntas?
- Claro.
- Pues... Hay una chica que me gusta desde hace tiempo... Pero no creo que yo le guste.
- Amanda, ¿verdad?
- ¡No! Pero si alguien muy cercana a ella...
- ¡¿Alícia?!
- Has dado en el clavo.
- No te preocupes que ya sabes que no se lo contaré a nadie, quizás tendrías que pasar más tiempo con ella.
- Ya lo intento... ¿Y tu? ¿A quién tienes en mente?
- ¿Yo? - En ese momento me viene a la cabeza Marcos sonriendo. Sin quererlo yo también sonrío.
- ¿Eso es un sí?
- ¡No! Es solo que me ha echo gracia el comentario ya está.
- Seguro... Voy a ayudar a mi madre a hacer la cena, tu haz lo que quieras el portátil está donde siempre.
- Gracias Dav.
- De nada pelirroja. - Se va y cierra la puerta.
Me alegro mucho de que mis dos amigos se gusten entre sí, seguro que dentro de poco empezarán a salir. Una duda viene a mi cabeza, ¿por qué he pensado en Marcos? No se, pero no me puede gustar ya que sólo es un sueño... Un sueño al que me gustaría volver. Justo cuando dejo de pensar eso mi maleta se abre sola y empieza a salir el collar brilla como nunca antes. Esta vez no pienso desmayarme.
- ¡David! ¡David! ¡Ven rápido!
La luz se apaga. Ya no veo el collar delante mío y tampoco estoy en la habitación. Sigo en frente del espejo del baño de Blanca y están picando a la puerta.
- Eva, ¿puedo pasar? - Es la voz de Blanca.
- Cl-Claro.
- ¿Qué te pasa? ¿Estás bien?
- Sí, bueno... No.
- ¿No?
- ¡No! ¿Qué hago aquí? ¿Por qué no paro de soñar con todo esto? ¿Qué narices me está pasando? ¡Quiero volver a mi casa! - Salgo corriendo del lavabo y entonces me golpeo con algo. Inmediatamente caigo al suelo y al fijarme un poco más veo que Marcos también se ha
caído y se está tocando la frente con una mueca de dolor.

- ¿Estáis bien?
- Sí, tranquila hermanita.
- Sí... Lo siento, no se que me ha pasado.
Los dos nos levantamos del suelo y nos sentamos en el sofá. Luego se me quedan mirando como si esperaran una respuesta o algo.
- ¿Y bien? ¿Por qué has salido así del baño?
- Es que... No se... Es muy largo de explicar.
- Tranquila, tenemos tiempo.
- Pues resulta que...
Empiezo a contarles todo lo que me ha pasado: lo de papá, que mamá está con él en Madrid, mis mareos, que estoy viviendo con David... Y que creo que todo esto es un sueño.
- Vaya... Siento muchísimo lo de tu padre... Pero te puedo asegurar que esto es real como la vida misma. - Blanca me pellizca en el brazo y yo siento el dolor. - ¿Ves? Sientes porque es real.
- Sí... Entonces, ¿quiere decir qué puedo viajar a través de los mundos?
- Se ve que sí, es genial ¿no? - Marcos me sonríe. Me encanta que haga eso.
- Bueno, se puede decir que sí.
- Oye, has dicho que dormías en casa de tu mejor amigo, ¿no? Eso es extraño... ¿Seguro qué solo sois amigos?
- ¿Qué? ¿A qué viene esa pregunta? ¡Claro que sí! Si a él le gusta otra. - ¿A qué ha venido eso? La verdad es que me ha gustado que se preocupara por eso...
- Vale, vale. Era solo curiosidad... - Aparta la vista como un poco avergonzado. Yo con mi mano le agarro la barbilla y lentamente hago que nuestros ojos se encuentren. Entonces le sonrío.
- Vale, me parece que aquí ya no pinto nada así que me voy a ayudar a Lírio. - Me mira y me guiña un ojo. - ¡Pasarlo bien!.
Blanca cierra la puerta y se va. Marcos y yo nos quedamos solos y mis mejillas se están empezando a sonrojar. Él se levanta y me agarra de la mano.
- ¿Vamos a dar un paseo?
Accedo sonriente y los dos nos dirijimos a la puerta. Noto un cosquilleo en la pierna y veo como Byron trepa hasta mi hombro. Un escalofrío recorre mi cuerpo y el chico que está a mi lado agarrando cariñosamente mi mano se da cuenta.
- ¡Jajaja! ¡Les has caído bien! No te preocupes que no te hará nada.
- Lo se pero... ¿No lo puedes bajar?
- Me temo que es demasiado cabezón, en cuanto lo baje volverá a subir así que haz como si no estuviera.

Hago caso y abrimos la puerta para salir. Entonces empiezo a escuchar como la voz de David me llama. No, por favor, no quiero volver. ¡Ahora no!

miércoles, 12 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 3

¡Ya está aquí el capítulo tres! Esperamos que lo disfrutéis y nos dejeis comentarios para saber vuestra opinion, ¡gracias por leernos! :)

Hoy tampoco he ido al instituto. Quizás la doctora tuviera razón y estoy muy estresada. Entonces eso quiere decir que todo fue un sueño... pero es que todo fue tan real que no se qué creer, lo mejor es que duerma un poco porque esta noche ha sido muy mala. Justo cuando voy a coger el sueño suena en mi móvil Don’t give up my game de Auryn, lo que quiere decir que es mamá. Me levanto corriendo y descuelgo.
- ¡Mamá!
- Hola cielo, ¿cómo estás?
- Bien, bien, ¿y papá? ¿cómo está él?
- Todavía no ha despertado...
- … ¿Y para qué me has llamado? ¿Te pasa algo a ti? Normalmente me escribes.
- Sí, pero quería hablar un poco contigo y decirte que me voy a quedar unos días más, hasta que tu padre despierte. ¿Estarás bien?
- Claro, claro... Tu quédate ahí y llámame cuando se sepas algo.
- Vale, besos cariño.
- Besos mamá, adiós. - Cuelgo el teléfono.
Me siento en el sofá y apoyo mi cabeza sobre las rodillas. Empiezo a llorar y a pensar que ojalá pudiera desaparecer de una vez para dejar de sufrir. Entonces escucho como algo cae en la mesa. Rápidamente me levanto a mirar qué es y veo el collar de mamá, ¿cómo ha llegado aquí? Me acerco y cuando estoy a un centímetro de tocarlo empieza a brillar. Cierro los ojos.
Otra vez el mismo lugar, la misma puerta y el collar transformado. Esta vez no voy a tardar tanto así que abro la puerta. Camino un poco hacia esa aldea cuando oigo un portazo. Me giro y la puerta ha desaparecido, ahora solo hay bosque, un gran y largo bosque de árboles y flores gigantes. ¿Dónde estoy? Sigo caminando, todo está desierto, pero tengo la sensación de que alguien me sigue. Me paro en mitad del camino y empiezo a mirar a mi alrededor, nadie, absolutamente nadie. Vuelvo a mirar al frente y me encuentro con una chica mirándome fijamente. Es un poco más alta que yo, con un pelo largo y liso de color castaño que oculta unas graciosas orejas como de elfa. Sus ojos son grandes y verdes. Veo como de golpe se centra en mi collar y vuelve a mirarme a los ojos. Entonces empieza a chillar.
- ¡Es ella! ¡Es ella!
Y de repente de todas las casas empieza a salir gente, tanto niños como adultos. No entiendo muy bien que pasa pero esa chica se acerca a mi, me agarra de las manos y continúa hablando.
- Bienvenida al mundo perdido, es un placer que estés aquí. Si te parece bien puedes acompañarme para arreglarte un poco.
¿Arreglarme? Me miro de arriba a abajo... ¡Estoy en pijama! Y llevo unos pelos de loca y la cara sucia de llorar, que desastre.... Conforme nos dirigimos a su casa me doy cuenta que el vestido que lleva está echo de un material muy extraño... Como si fuera un pétalo blanco de alguna flor.
- Oye, no te he preguntado tu nombre, yo soy Blanca.
- Yo soy Eva. Encantada.
- Lo mismo digo. Bien, ya hemos llegado, pasa por favor.
- Hola hermana, ¿ya has llegado?
- Hola Marcos, sí y traigo a una amiga, trátala bien ¿vale? Se llama Eva.
- Bienvenida a casa Eva. - Asiento con la cabeza. No sabía que Blanca tenía un hermano, claro que tampoco la conozco mucho. Es un chico un poco más alto que yo, tiene el pelo un poco largo de color negro y unos ojos color miel. Él también tiene las orejas como su hermana y al parecer todo el pueblo, ¿serán elfos o algo así? Lleva una camiseta y unos pantalones verdes que parecen hojas, extraño ¿no? Y para colmo va descalzo. Esta gente es muy rara...
- Bueno Eva, mi habitación está por aquí, si quieres te presto algo de mi ropa y te peino.
- Vale, muchas gracias.
Llegamos a su habitación. Es pequeña pero acogedora. Abre un armario que hay al fondo y va buscando vestidos, al parecer aquí no saben qué es una camiseta y un pantalón. Finalmente saca un vestido amarillo de palabra de honor.
- Sí, este es perfecto para ti.
- Una pregunta... ¿de qué están echa aquí la ropa?
- De hojas y pétalos de flores. - Lo sabía. - Bueno, cámbiate y cuando estés lista me llamas, ¿vale?
Me quito el pijama y me pongo el vestido. Tiene una textura muy suave y la verdad me queda muy bien.
- ¡Blanca! ¡Ya estoy! - No hay respuesta. - ¿Blanca?
La llamo unas dos o tres veces pero no me escucha. Abro la puerta y salgo de la habitación. En el comedor solo está Marcos jugando con un pequeño... ¿hurón? Se gira y me mira.
- ¿Buscas a mi hermana? Se ha ido un momento a ayudar a una amiga, ¿necesitas algo?
- No, bueno sí, quiero decir... - Me pongo muy nerviosa, ¿por qué? No lo sé - Me iba a peinar.
- Pues va a tardar un rato, ¿por qué no vienes a jugar con Byron?
- ¿Así se llama?
- Ajá.
- Es bonito... Pero me dan miedo los hurones...
- No te preocupes, no te morderá y si lo intenta no le dejaré. - Se acerca a mi con su mascota en las manos y poco a poco me la acerca. El animal empieza a olerme pero yo estoy temblando. - No te preocupes, si tienes miedo él lo nota, acarícialo vamos.
- ¿Seguro que no muerde?
- Te lo prometo.
Lo empiezo a acariciar y como Marcos ha dicho el pequeño no me muerde. Después de un rato jugando con él aparece Blanca por la puerta. Parece que venga de correr porque está muy cansada. Su hermano se levanta y le trae un vaso de agua.
- Perdonar el retraso, ha habido complicaciones.
- No te preocuopes, deberías descansar un poco.
- No, primero terminaré de arreglar a Eva y luego ya descansaré. - Me agarra de la mano y me lleva a su habitación. - ¿Qué has echo todo este rato?
- Nada, he estado jugando con Byron y con tu hermano... ¿pequeño o mayor?
- Mayor. Vaya, tienes el pelo muy enredado.
- Sí... es que esta mañana no me he peinado.
Después de diez minutos me gira la silla y me pone en frente del espejo. Me ha echo un trenza que me recoge todo el pelo, pero el flequillo sigue en su sitio.
- ¡Me encanta! Nunca me había echo un peinado parecido. Ahora solo me falta el maquillaje.
- ¿Maqui qué?
- Espera, no me digas que no tenéis maquillaje para los ojos.
- No... Pero si quieres te los puedes lavar en el baño, está aquí al lado.
Entro en el lavabo y me lavo la cara. Alzo la vista y observo mi cara, parece triste... De golpe empiezo a escuchar Qué más da de Jadel. Miro al techo y de golpe me encuentro en el suelo de mi casa. Me incorporo de golpe y miro a mi alrededor, ¿dónde está el baño? ¿Y Blanca y Marcos? El teléfono sigue sonando.
- ¿Eva? ¿Estás bien? Has tardado mucho en contestar.
- Sí, es que me he desmayado otra vez y he tenido un sueño rarísimo...

martes, 11 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 2



Hace dos días que mamá se fue de casa a causa del accidente de papá, y hace dos días que yo no voy al insituto. Me han llamado varias veces algunos profesores pero no cojo el teléfono. Sé que son ellos porque David me envió un mensaje al Whatsapp diciéndome que me llamarían pero que él ya les había explicado el motivo de mi ausencia. La verdad, no se qué haría sin él. Estos dos días solo me he levantado para comer un poco y volver a tumbarme a llorar. He adelgazado un quilo y tengo el pelo horrible. Mi cara está llena del rimel corrido por las lágrimas. He recibido dos cartas más de mamá y las noticias nunca són buenas. Esto es lo peor que me podía pasar después del divorcio de mis padres.
Acabo de recibir otro mensaje. ¿David? No, es Ali.


Hola wapisima, ¿como estas? David ya me ha contado lo que ha pasado y lo siento mucho. Si necesitas cualquier cosa llámame o escribeme un whats. Tq.
Debería contestarle pero... ¿qué le escribo?


Gracias wapa. De momento estoy bien, intentando asumir lo q pasa. Si necesito algo ya se q puedo contar cntigo. Yo tb tq. Bss.


Enviar. Ya está. He mentido un poco, pero no quiero preocuparla. Hace una hora que el cartero me ha traído un paquete. Venía desde Madrid y no me he atrevido a abrirlo, aunque si que he leído la carta. Era de papá, al parecer la escribió hace meses. En ella ponía que si algún día le pasaba algo grave quería que me entregaran este paquete urgentemente. También que me quiere mucho y que el contenido que hay en la caja es algo muy especial que hará que vea la vida de otra manera más bonita. No le creo. Después de lo que ha pasado, ¿qué me puede alegrar? Paso de abrirlo. Me voy a dormir que ya es tarde. Buenas noches.
 
Una pequeña luz ilumina mi habitación. Al principio creo que es el sol pero son las dos de la mañana. Me acerco al escritorio y veo brillar un colgante. Lo cojo pero entonces se apaga. Tiene una forma muy bonita, es como una gota de agua que dentro contiene un "ying yang" de colores verde y azul. Es realmente precioso pero... ¿De donde ha salido? Seguramente sea de mamá. Mañana ya pensaré en ello, ahora toca dormir ya que mañana voy a ir al instituto para intentar olvidar un poco. Me vuelvo a meter en la cama, me tapo con la sábana y al momento me duermo.
  El despertador. Son las seis de la mañana, hoy me he despertado antes porque me tengo que duchar y arreglar bastante. Enciendo el grifo y el agua sale medio fría, está perfecta. Primera enjabonada. Segunda. Mascarilla. Ahora el cuerpo. En total, tres cuartos de hora. Salgo y empiezo a peinarme, tengo el pelo muy enredado. Me lo seco y me lo recojo en dos coletas. Me visto y me echo colonia y desodorante. Para terminar los ojos. Lista. Cojo la mochila, el bocadillo y las llaves. ¡Ah! Y también ese colgante que he encontrado. Bajo por el ascensor y espero a David en el portal.
- Buenos días pelirroja, te echaba de menos.
- Hola David, yo a ti también.
Empezamos a caminar hasta llegar al instituto. Durante el camino solo a hablado David pero apenas le he escuchado. En la puerta están Ali y Amanda. Las dos me saludan y luego nos dirigimos los cuatro a clase. A primera hora tenemos castellano, después gimnasia y antes del patio sociales. Las dos primeras horas se me pasan rápido pero la última es la peor. Por fin salimos al patio, David y yo nos vamos a la parte de atrás mientras que el resto de la clase se van a la de delante. A mitad del camino Alicia se me acerca para hablar conmigo a solas.
- ¿Que pasa?
- Esto... Tu y David... ¿estáis saliendo?
- ¿Qué? ¡Que va! ¿Que pasa? ¿Te gusta? - Se pone muy roja, eso es un sí.
- ¿Cómo? ¡No! Bueno... - Agacha la cabeza.
- Tranquila será nuestro secreto.
- Gracias, ¿qué tal tu padre? - La pregunta me hace recordar todo aquello que quería olvidar. Un lágrima cae por mi mejilla pero Ali se acerca y la seca. - Supongo que eso es que mal. Oye, va a ser difícil para ti pero siempre que necesites desahogarte me llamas, ¿vale? Se lo mal que se pasa ya que yo perdí hace poco a mi abuelo y por eso aquí tienes un hombro sobre el que llorar.
Me sonríe y se dirije donde está mi amigo, supongo que para hablar un poco. Yo me alejo un poco y empiezo a llorar. Mi cabeza empieza a preguntarse por qué me pasa todo esto a mi si ya estaba suficientemente mal, incluso a veces me he planteado el irme a vivir a un lugar alejado del mundo. Entonces una de mis lágrimas cae en el collar y el “ying yang” de su interior empieza a girar y a brillar como nunca. De la intensidad de aquella luz tengo que cerrar los ojos muy fuerte.
Dos segundos. Vuelvo a abrir los ojos y me encuentro en un bosque. No hay instituto, ni parte trasera, ni tampoco mis dos amigos. Solo yo y un montón de árboles. Algo se mueve en mi cuello, bajo la cabeza y el collar se está transformando. Ahora ya no es una cadenita, sino una especie de rama enganchada a mi que en el centro contiene dos substancias de color verde y azul que no paran de girar lentamente formando un remolino. ¿Qué acaba de pasar? Empiezo a caminar sin saber a dónde ir, ¿qué busco? No lo se, pero algo dentro de mi me dice que voy a encontrar algo. De repente, el remolino del collar empieza a salir como si cobrara vida y forma una linea recta cuyo final desconozco. Empiezo a seguirla y conforme camino la linea se va introduciendo otra vez en su sitio. Después de cinco minutos andando llego a una gran puerta. La empujo con la mano y asomo la cabeza. Es una espécie de aldea. Voy a entrar...
- ¡Eva! ¡Eva despierta! - Abro los ojos de golpe. Estoy tumbada en el suelo y a mi lado están Dav y Ali.
- Pelirroja, ¿estás bien?
- Dav... ¿qué ha pasado?
- Te has desmayado, llevas así unos diez minutos. - ¿Qué? ¿Entonces ha sido todo un sueño?
- ¿En serio? ¿No habéis visto una luz muy fuerte o algo parecido?
- No... Parece que te has dado un golpe muy fuerte, vamos a la enfermería. David, tu avisa a los profesores.
- Vale, os espero en clase.
Entramos en el instituto y nos encontramos con la enfermera. Le explicamos lo sucedido y que yo no recuerdo nada, solo he tenido un sueño muy extraño. Me tumbo en la camilla y me empieza a hacer una revisión. Me mira los ojos, los oídos y me pregunta si estoy estresada por algo. Yo le cuento lo de mi padre y entonces ella apunta algo en su libreta.
- Bien, posiblemente te hayas desmayado por mucha acumulación de estrés. En tu edad es algo normal. Deberías irte a casa y descansar.
- Gracias doctora, la acompañaré hasta la sala de profesores y pediré que me dejen acompañarla a su casa.
Nos ha costado un poco convencer al director que nos deje salir, pero debido a las circunstancias ha accedido. Durante el camino pienso en lo sucedido y vuelvo a mirar el collar, eso no ha sido un simple sueño estoy segura.



lunes, 10 de septiembre de 2012

CAPÍTULO 1

¡Hola! Soy Esther y soy una de las escritoras de Aylan. Mis amigas y yo hemos decidido hacer otro blog a ver que os parece ^^ ¡Espero impaciente vuestros comentarios!



- ¡Eva! ¡Despierta que llegas tarde!
Rápidamente pego un bote de la cama. Miro el reloj. Mamá lleva razón... ¡Me he dormido veinte minutos! Encima hoy es miércoles y a primera hora me toca con la borde de Sociales. Tengo que darme prisa o me quedaré fuera de clase.
Cojo unos pitillos amarillos y una camiseta blanca del H&M y me los pongo rápido y corriendo.  Después miro entre cinco tipos de zapatos y decido ponerme unas bambas “converse” de color negro. Ahora solo falta arreglarme un poco.  Me dirijo al baño corriendo, me peino mi largo y liso pelo pelirrojo y me lo recojo con una coleta blanca  lateral. El flequillo me lo dejo caer por la frente en forma de cortinilla. Un poco de colonia por aquí y un poco de desodorante por allá. Perfecta. Me miro otra vez al espejo pero me falta algo... ¡Los ojos! No me los he pintado. Abro el estuche de maquillaje y cojo el lápiz de ojos color negro, me hago la raya de el párpado y luego la del interior. Un poco de rimel y ahora sí que estoy perfecta. Me guiño el ojo a mi misma y salgo corriendo.
- ¡Hija! ¡No te dejes el desayuno! - Mi madre grita  desde la cocina como una loca.
Agarro la mochila y me cuelgo una de sus asas, agarro las llaves de casa y las guardo en su interior. Luego cojo el móvil y lo coloco en el bolsillo trasero del pantalón. Corro otra vez para la cocina, le doy un beso a mi madre en la mejilla y ella me da el bocadillo. Abro la puerta y me voy. No tengo tiempo para esperar el ascensor así que bajo por las escaleras.
Las prisas que me he dado no han servido de nada. He llegado cinco minutos tarde y la puerta del aula ya estaba cerrada, no me queda más remedio que esperar fuera.  Me siento en las escaleras y me empiezo a comer el bocadillo ya que al final no he comido nada antes
de salir. Es de lomo, mi favorito. Cuando voy a dar el tercer bocado oigo que alguien llega a mis espaldas. Es Alicia que también llega tarde, algo normal en ella. Ali es la mejor amiga de Amanda, la guapa de la clase. Es rubia con unas mechas marrones y unos ojos azules que vuelven locos a cualquier chico, por no hablar de su escote... ¡Eso sí que los vuelve locos! Además siempre lleva ropa muy ajustada que resalta más su figura.


- Buenos... días... Eva... - Pobrecilla, aún intenta recuperar el aliento.
- Buenos días Ali, ¿quieres bocata?
- Sí, por favor... - Se sienta y me coge un trozo. Ya suponía yo que no había almorzado.
Alicia, a diferencia de Amanda, es una chica más sencilla pero también muy guapa. Tiene un pelo corto, mejor dicho, muy corto y liso de color naranja que combina perfectamente con sus ojos azules. También tiene buen cuerpo, pero no le gusta provocar tanto como a su amiga.
- Hoy tienes los ojos diferentes, ¿te has echo algo?
- Sí, me los he pintado, ¿se nota mucho? ¿Me quedan mal? - Se lleva la mano a la cara tapandose.
- No, no, tranquila, te queda genial, resalta más tus ojos.
- ¿Sí? La idea de pintármelos fue porque me fijé en ti.
- ¿En mi?
- Sí, a ti el maquillaje también te resalta los ojos verdes que tienes. - La verdad es que lleva razón. Pero mis ojos son más bien  turquesas, el problema es que al ser invierno oscurecen.
- Gracias. - Sonreímos.
La hora que he pasado fuera de clase con Alicia se ha pasado volando. Las dos hemos hablado de nuestras cosas y ella me ha explicado que la razón por la que está siempre con Amanda es porqué ella la defendió cuando era pequeña y unos niños la insultaban. La verdad, si no fuera porque viene de ella nunca pensaría que esa presumida fuera capaz de hacer eso. Todo iba bien hasta que la profe de Sociales apareció y nos echo la bronca por llegar tarde. Menos mal que ahora toca matemáticas y el profesor es mucho más majo. Entro en clase y me siento al lado de mi compañero. Es un chico moreno de ojos castaños y un poco bajito, su nombre es David.
- Buenos días, ¿que te ha pasado?
- Nada, solo me he dormido.
- Lo suponía... Le he dicho a la de sociales que habías perdido el autobús ya que ella no sabe que vives a cinco minutos de aquí.
- Muchas grácias. - David es un gran chico pero no creo que llegue a gustarme nunca. De momento, es mi mejor amigo.
- Bien chicos, es hora de empezar la clase así que silencio por favor.
Buff... ha sido una mañana muy ajetreada pero por  fin nos vamos a casa. Hoy es miércoles
así que plegamos a las doce y media. Espero a que mi amigo salga de la clase y empezamos a caminar juntos. Él vive a dos calles después de mí así que siempre vamos juntos, desde que teníamos tres años. Ahora, doce años después, seguimos siendo inseparables.
- Oye pelirroja, ¿qué tal tus padres?
- Te he dicho que no me llames así. - Odio que me llame por ese mote, lo haces desde que éramos pequeños. - Y mis padres.... Bueno, mamá está bien pero papá...Todavía sigue en Madrid. - Mis padres se separaron hace unos dos años y desde entonces los dos han cambiado mucho.
- ¿Todavía sigue en Madrid? Eso quiere decir que aún no se sabe nada de tu custoodia, ¿no? - El divorcio de mis padres fue un poco mal así que los dos discutieron mucho por quien se quedaba conmigo.
- Exacto. - Coloca la mano en mi hombro y yo le miro.
- Todo saldrá bien. - Me sonríe. Esa sonrísa siempre consigue calmarme en los momentos difíciles.
- Bueno pelirroja ya estamos en tu casa. - Le pego un puñetazo en el hombro.
- No me llames así.- Le beso en la mejilla. - Hasta mañana.
Llego a casa pero parece que no hay nadie.
- ¿Mama? ¿Estás en casa?
Nadie responde, algo muy extraño, así que me dirijo a la cocina. Iba con la idea de encontrarme con mi madre pero en su lugar hay una nota:
Cariño:
Seguramente acabes de llegar a casa, tienes la comida en la nevera así que cuando tengas hambre ya sabes. Hoy no vamos a poder comer juntas ya que estoy en un tren de camino a Madrid, tu padre ha tenido un accidente de coche. No te voy a engañar, parece muy serio ya que está en coma. Voy a quedarme dos días allí para ver como evoluciona, ya te iré escribiendo. He hablado con la madre de David y te puedes quedar en su casa si quieres. Cuídate.
Te quiero, Mamá
¿Madrid? ¿Accidente? ¡¿Coma?!