ARGUMENTO

En una fría noche de invierno una joven llamada Eva Laurent encuentra en su habitación un extraño colgante que empieza a brillar en la oscuridad. Al principio no le da importáncia, ya que se piensa que es un regalo de su madre, pero poco a poco va a descubrir que aquel extraño objeto va a cambiar su vida por completo.


martes, 13 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 7

Bueno, pues aquí está el capítulo siete :) Espero que os guste y que lo comenteis ;)


La merienda en casa de Sarai y Rubén ha sido genial. Hasta ahora, hemos estado hablando, riendo y jugando a las cartas, pero de repente me ha dado un pequeño mareo y hemos tenido que parar a que descansara un poco. Marcos me ha traído una taza de café para que me subiera la tensión, ya que siempre la suelo tener baja.
- ¿Ya estás mejor?
- Sí, no te preocupes no era nada.
- Aprovechando el momento, a mi esposa y a mi nos gustaría deciros algo.
- Todavía no es muy seguro, pero esperamos tener razón.
- No te preocupes cariño, ya veras que sí.
- Oye decirlo ya que nos tenéis intrigados.
- Bueno... No se como decirlo...
- Lleva dos semanas de retraso.
- ¿De retraso? ¿De qué?
- De eso que nos viene a las mujeres... Ya sabes...
- Espera, ¿me estás diciendo que estás embarazada?
- Creemos que sí, ya que además últimamente está desganada y tiene muchos mareos.
- ¡Muchas felicidades! ¡Es genial! - Me levanto y rápidamente abrazo a Sarai.
- ¿Genial? ¿Genial? ¡Cómo va a ser genial si no tenemos un médico que os ayude en el parto!
- Marcos no te alteres, que voy a ser padre alégrate.
- ¿Pero os estáis escuchando?
- No te preocupes, por mucho que me duela quiero tener un parto natural.
- Si ya no es por eso Sarai... Perdonar mi reacción pero un embarazo es algo muy serio, el bebé puede correr peligro si no se hace lo correcto y aquí nadie tiene experiencia...
- En eso te equivocas, yo podría ayudarles durante todo el proceso y en el parto.
- ¿Eres médica?
- Estudiante de enfermería.
- Que bien, mira cariño ya no hay porque preocuparse. ¿Podrias hacerme una lista con los alimentos que no debo comer?
- Claro, y también vendré a visitarte para ver como va todo.
Después de un rato hablando y discutiendo el nombre del niño o la niña, decidimos volver a casa. Durante el camino Marcos ha estado muy callado y apenas levantaba la vista del suelo.
- ¿Te pasa algo?
- ¿Qué? No, nada, esque esto me ha descolocado un poco...
- ¿Por  qué no te gusta la idea del embarazo? No tienes de que preocuparte yo les ayudaré en lo que haga falta.
- Ese es el problema.
- ¿Cómo? ¿Te molesta que ayude a tus amigos? ¿Crees que no se lo que hago? - Me suelto de su mano y me alejo unos pasos de él.
- Oye, oye, no te enfades. No me molesta que ayudes a mis amigos, y no pongo en duda la experiencia que tienes, pero estás empezando a ayudar a tanta gente que ya no te va a quedar tiempo para mi.
Mientras hablaba se ha ido acercando, me ha agarrado las manos y, cuando ha pronunciado su última palabra, me ha besado.
- Perdoname...
- Shhh - Pone su dedo en mis labios y me vuelve a besar.
- ¿Sabes? Siempre tendré tiempo para ti. - Le cojo de la mano y empezamos a caminar.
 Cuando llegamos a casa Blanca está en el sofá. Solo le hacen falta unos segundos para empezar a interrogarnos. Después de un buen rato explicándole todo (incluido lo de Sarai) se calma y me propone darnos un baño juntas.
- ¡Genial! Voy a ir preparando el baño y ahora salgo, tu prepárate las cosas.
- Vale.
- Se que parece extraño pero mi hermana se ha bañado con gente desde pequeña, hasta que Lírio enfermó...
- No te preocupes, no me importa, soy hija única así que esto es como ducharme con mi hermana.
- ¡Eva! ¡El baño ya esta! ¡Ves entrando que ya voy!
Cuando entro la bañera está llena de espuma. Me desvisto y entro en ella. El agua está a la temperatura perfecta y el jabón huele a vainilla. Bajo la cabeza y miro mi reflejo en el agua, pero sobre todo me fijo en el collar. ¿Será el amuleto del que hablaba Blanca? No lo se. La puerta se abre y mi amiga entra.
- ¿Qué te parece?
- Se está genial.
- ¿Sí? ¡Bien!
Mientras ella se desviste yo vuelvo a mi reflejo. Entonces, el collar empieza a brillar otra vez.
- ¡Blanca! ¡Blanca ayúdame!
- ¡Eva! ¡Eva! ¡Eva!

- ¡BLANCA!
De un bote me incorporo. Miro a mi alrededor, pero no veo a nadie. Estoy en una camilla

tumbada, llena de cables y a mi lado una máquina que, si no me equivoco, marca mis constantes vitales. La cortina se abre y una doctora aparece.
- Túmbate otra vez por favor, voy a examinarte.
- ¿Qué me pasa doctora?
- Verás... Quizás te resulte difícil de asimilar, pero llevas en coma unos cuantos días.
- ¿Qué? No puede ser... Pero si yo...
- No te alteres, no es bueno para ti. Ya he avisado a tu madre, vendrá en cuanto pueda.
- De acuerdo...
Pasados unos minutos entra David, corre hacia mi camilla y me abraza entre lágrimas.
- Menos mal que has despertado, me tenias muy preocupado, he venido cada día a verte e incluso a veces has abierto los ojos pero...
- Tranquilo, tranquilo, no llores mas, estoy aquí ¿vale? Eso es lo importante.
- Vale...
Despues de un rato, mi mejor amigo por fin se calma y al fin podemos hablar tranquilamente.
- ¿Qué ha pasado mientras yo no estaba?
- Nada importante, Amanda y Alícia vinieron a verte un día, aunque se fueron pronto porque tenían deberes.
- Que bien. Hablando de Ali... ¿Tu y ella ya...?
- ¿Si ya salimos? Bueno, supongo que se puede decir que sí...
- ¡¿Cómo?! ¡Y decías que no había pasado nada importante! Vamos, cuéntame como pasó.
- Pues... El día que vinieron a verte, nos fuimos los dos a tomar algo abajo y bueno... Le pedí salir y me dijo que sí.
- ¡Es genial! La mejor notícia que me podías dar.
- ¡Eva cariño!
Mamá entra corriendo y, igual que David, me abraza mientras llora.
- Hola mamá.
- ¿Cómo estás? ¿Te encuentras bien? ¿Te duele algo?
- Tranquila que estoy bien, deja ya de acariciarme tanto que me vas a desgastar la cara.
- No sabes lo mucho que me has echo sufrir, tuve que venir desde Madrid corriendo cuando me lo contó Elisa.
- ¿Qué? ¿Por qué lo hiciste? Tendrías que haberte quedado con papá que está peor que yo.
- Cielo, ahora tú eres lo que mas me importa, y si tu padre hubiera podido hablar me hubiera dicho que viniera.
- …
- Tu madre tiene razón, no te enfades con ella que ha estado muy mal.
- No me enfado pero... Me preocupo por papá, ¿cómo está?
- Igual...
- Perdonad que interrumpa, pero sería conveniente que dejarais descansar un poco a Eva ya que tenemos que hacerle unas pruebas en un rato y tiene que estar preparada.
- De acuerdo, lo que usted diga doctora. Vamos David, llamaremos a tu madre para informarle. Cuídate hija.
- Tranquilos que de aquí no me voy a mover.

domingo, 4 de noviembre de 2012

CAPÍTULO 6

Capítulo seiiis :D Este capítulo es un poco más largo que los otros porque se van a desvelar algunas cosas jejeje espero que os guste y comentéis :)

- ¡No me lo puedo creer! ¿Cuando pensabais contármelo?
- No te enfades Eva, si acabamos de empezar a salir y...
- Venga Marcos que nos conocemos, si acabáis de empezar a salir ¿por qué os estabais besando? Seguro que no era la primera vez...
- Era la primera, en serio, tu hermano dice la verdad...
- Aún así me parece muy fuerte que os deje un rato solos y me encuentre con este panorama... ¡La próxima vez vuelvo con vosotros!
- Hay que ver que pesadita te pones... Venga va que no quiero que estemos enfadados, ¿nos perdonas?
- Está bien... Pero que sea la última vez.
- Prometido.
- Voy a hacer la cena, vosotros dos preparad la mesa.
Todavía no me creo lo que he escuchado... ¿Acabamos de empezar a salir? Osea que ahora Marcos es mi novio... Me gusta como suena. Supongo que debo haber sonreído mucho porque "mi novio" me ha mirado, se ha acercado y me ha besado.
- ¿En qué pensabas?
- Lo sabes muy bien.
Durante el rato en que hemos puesto la mesa los dos no hemos parado de tontear y Eva no dejaba de quejarse de que eramos muy empalagosos, aun así seguíamos a lo nuestro.
Para cenar había un plato de puré de calabacín con patatas y una ensalada buenísima. Cuando hemos terminado hemos recogido y preparado mi cama, que está a los pies de la de Eva, nos hemos lavado los dientes y por último nos hemos puesto el pijama. Pasado un tiempo, en el cual los tres hemos estado hablando sobre nosotros, nos hemos ido a dormir.
- Buenas noches Eva.
- Buenas noches Blanca... Oye, ¿puedo hacerte una pregunta?
- Claro, dispara.
- Vuestros padres... ¿Dónde están?
- No lo se... Desaparecieron cuando tenía unos cinco años.
- ¿Desaparecieron?
- Sí, bueno, verás... Por mucho que parezca increíble toda la gente de esta aldea antes vivíamos en una ciudad llena de bloques muy altos, tiendas de ropa, bares... Pero un día estalló una guerra. La gente corría por todas partes intentando escapar, pero muchos murieron en el intento... Unos cuantos de nosotros nos refugiamos en una casa en ruinas y un hombre encontró un amuleto muy extraño. Ese amuleto fué el que nos trajo aquí, con la
desgracia de que por el portal que formó solo pasaban personas, no objetos. Un tiempo después nos empezaron a salir estas orejas y días después nos dimos cuenta que servían para poder escuchar al bosque.
- ¿Escuchar al bosque?
- Sí, si estás atenta te darás cuenta que los árboles y las plantas de aquí hablan y se comunican contigo.
- Parece un cuento...
- Sí, un cuento con un final no muy feliz. Al descubrir lo seguro que era esto, un grupo de padres decidieron volver para rescatar a más gente y, para poder regresar, se llevaron el amuleto. Después de eso, jamás regresaron...
- Y como vosotros no teníais la "llave" para ir a buscarlos, os quedasteis aquí atrapados.
- Exacto...
- Yo... lo siento mucho...
- No te preocupes, por suerte tuve a Marcos a mi lado cuidando de mí.
- Sí, fuiste muy afortunada en eso. He pensado y... ¿puede que ese amuleto sea mi collar?
- ¿Qué? No... Bueno... No se... Es que...
En ese momento la puerta de la habitación se abre.
- Oye, es imposible dormir con dos cotorras como vosotras al lado. - Pone cara de burla.
- ¡No entres aquí sin llamar a la puerta! - Eva le tira la almohada pero Marcos es rápido y la coge al vuelo.
- Venga va a dormir que mañana estaréis muertas de sueño. - Le devuelve la almohada. - Buenas noches princesas.
Le damos las buenas noches y nos ponemos a dormir.


- Eva... Eva...
¿Qué es esa voz? ¿Quien me llama? ¿Estoy soñando?
- ¡Rápido! ¡Traed el carro de paradas! ¡La perdemos!
¡Como? ¡¿Quién se pierde? ¡¿QUÉ ESTÁ PASANDO!?


Noto un pequeño cosquilleo en la cara. Abro los ojos y me encuentro a Byron lamiendome la nariz. ¿Como ha entrado? Se supone que la puerta estaba cerrada... No, al parecer Blanca ya se ha despertado y la ha dejado abierta. Me levanto y corro la hoja que hace de cortina. Un rayo de sol invade la habitación. Después hago las dos camas y salgo de la habitación. Me dirijo al baño pero lo que veo me impide continuar. Es Marcos pero... ¡Está abrazando a una chica! Sin pensarmelo dos veces me dirijo a los dos con el propósito de saber qué está pasando.
- ¿Se puede saber quien es ella y por qué te está abrazando?
- Así que ya te has despertado, buenos días.- Me sonríe.
- ¿Buenos días? ¿El despertarme y verte abrazado a otra son buenos días?
- ¿No te estarás poniendo celosa?
- ¿Qué? ¡No!
Miento, estoy muy celosa, y mas al ver que la chica a la que estaba abrazado es alta, de ojos azules, con un pelo medio castaño medio rubio recogido en una preciosa y larga trenza y mucho mas guapa que yo.
- No tienes de que preocuparte, sabes que solo tengo ojos para ti. - Me sonrojo. - Ella es solo una amiga que, además, está casada.
- ¿Casada?
- Sí, perdona que no me haya presentado, me llamo Sarai y soy amiga de Marcos y Blanca desde hace mucho tiempo.
- Yo soy Eva, perdona por todo lo que ha pasado me he puesto nerviosa...
- No te preocupes, a mi me hubiera pasado lo mismo si otra estubiera abrazando a mi novio. - Las dos sonreímos.
- Eva, ¿por qué no te vistes y te vienes con nosotros? Ibamos a ir al mercado.
- Vale, esperarme un momento que me vista.
- No tardes que te conozco.
Marcos se acerca y me besa. De repente algo se mueve dentro del bolsillo de mi pijama . Al principio me asusto un poco, pero entonces Byron asoma la cabeza y sube por el brazo de mi chico.
- ¿Así que te habías escondido ahí? Tu dueño tendría que controlarte un poco más.
- ¿Qué insinuas? Anda ves a cambiarte que al final no salimos.
Después de cinco minutos ya he terminado de arreglarme y los tres salimos por la puerta. Por el camino me he comprado unas manzanas para desayunar y debo admitir que estaban deliciosas. Sarai me ha estado explicando como fue su boda y porqué se casó tan pronto, al parecer en este sitio a los quince años las chicas tenemos que buscarnos un marido para que nos cuide. Después de media hora caminando y comprando cosas para comer decidimos volver a casa.
- ¿Qué te parece el mercado? ¿A que es enorme? Yo conocí a mi marido aquí.
- ¿En serio? Vaya, lo vuestro ya era cosa del destino porque encontrar a alguien aquí es como buscar una aguja en un pajar.
Mientras Marcos y Sarai siguen hablando a mi me parece escuchar la voz de alguien muy familiar. Me giro y veo a mi padre hablando con una mujer que vende naranjas. Sin poder evitarlo salgo corriendo hacia él y empiezo a gritar y a llamarle.
- ¡Papá! ¡Papá espera! ¡Papá!
Parece que me ha escuchado porque me ha mirado y se ha ido corriendo. Yo le persigo pero entonces tropiezo con algo y caigo al suelo.
- Meaw...
¿Un gato? Me inclino un poco y veo a un pequeño gato de color negro con las patitas y el pecho blanco.
- Perdona gatito, ¿estás bien? - Lo agarro y lo pongo en mi regazo.
- No te preocupes, no creo que se haya echo daño. - Un chico alto de pelo castaño y un poco largo me ayuda a levantarme. - ¿Tu estás bien?
- Sí, gracias. ¿Eres el dueño del gato?
- Gata, sí, soy su dueño, la estaba buscando siempre desaparece.
- Lo siento no quería pisarla...
- No te preocupes, la culpa es suya por parase aquí en medio. ¿Como te llamas?
- Soy Eva.
- Encantado, yo soy Rubén y esta pequeña fiera es Raspberry. ¿Has venido sola al mercado?
- No... venía con mi novio y una amiga suya pero me he despistado y los he perdido...
- ¡Eva! ¡Eva!
- ¡Es la voz de Marcos! - Rubén se aparta y veo como él y Sarai vienen corriendo.
- ¿Donde estabas? Me tenias preocupado...
- Lo siento esque...
- ¿Así que tu eras la novia de Marcos? Vaya, creo que eres demasidao para él.
- ¡No seas malo con él!
- Perdona cariño, pero sabes que es verdad.
- ¿Cariño? - No me digas que él es...
- Veo que ya has conocido a mi marido y a nuestra gatita.
- Sí, sin querer me he tropezado con ella.
- Ya te he dicho que no pasa nada mujer, ¿por qué no os venís a casa y hablamos?
- A mi me parece bien, y de paso me explicas porque te has despistado.
Es verdad, casi lo olvido, papá estaba comprando naranjas a una mujer pero... ¿qué hace aquí? ¿Y si ha sido mi imaginación? No, estoy segura de que era él.