ARGUMENTO

En una fría noche de invierno una joven llamada Eva Laurent encuentra en su habitación un extraño colgante que empieza a brillar en la oscuridad. Al principio no le da importáncia, ya que se piensa que es un regalo de su madre, pero poco a poco va a descubrir que aquel extraño objeto va a cambiar su vida por completo.


martes, 22 de enero de 2013

CAPÍTULO 9

Capítulo nuevee :) Perdonar por tardar tanto en colgarlo, pero también tenía que escribir en el otro blog que tengo y a parte estoy empezando con los exámenes así que mil disculpas. Bueno, espero que os guste mucho este capítulo aunque no sea muy largo, y dar las gracias a Ana y Sarai por ayudarme :) Besitoos


Cuando Lírio me ha visto me ha dado un fuerte abrazo. Nunca llegué a pensar que la gente se podía preocupar tanto por mi... Siempre he sido un poco la olvidada de la clase, a parte de David, Alicia y Amanda no tengo muchos amigos más. No es porque sea rarita ni nada de eso, pero a veces es mejor tener pocos amigos y de verdad a muchos y falsos, o eso decía papá... Le echo de menos, ahora mas que nunca. ¿Cómo estará? ¿Se habrá despertado ya? Y luego está lo de aquel hombre que se le parecía tanto... ¿o era él? Pero ahora no me debo preocupar por eso, estoy con Blanca, Marcos y los demás.
- Muchas gracias por aquella medicina, mi tos se pasó y la fiebre bajó después de la ducha de agua fría.
- No es nada, si te vuelve a subir fiebre o te encuentras mal no dudes en llamarme.
- Claro.
Después de unos minutos hablando, nos despedimos de Lírio y nos dirijimos a ver a Sarai y Rubén. Cuando llegamos, es él quien nos recibe con una enorme sonrísa. La verdad, no me extraña que Sarai se enamorara de él, su sonrísa es preciosa y ese pendiente de la oreja izquierda lo hace único, además es muy gracioso y divertido, el típico chico que hace que te enamores de él. Claro que, siendo sincera, Marcos es mil veces mejor. Al entrar en la casa Raspberry se acerca corriendo y sube hasta mi bolsillo. Yo rápidamente la agarro, tengo una cierta idea de quién puede estar dentro. Mis sospechas eran ciertas, Byron asoma su cabeza y rápidamente vuelve a esconderla. Sarai se acerca y coge a la pequeña gata, entonces yo recuerdo el sueño... ¿Debería contárselo? No lo se, no quiero ser yo quien le ponga el nombre al bebé. Al parecer mi cara de preocupación se ha notado mucho porque todos me han mirado y me han preguntado si me encontraba bien.
- ¿Cómo va tu embarazo Sarai? ¿Todavía tienes náuseas?
- Si... Incluso a veces he tenido que ir corriendo al baño, pero merece la pena por el regalo que vendrá.
- Se os ve muy contentos.
- Sí, he seguido la dieta que me has dado al pie de la letra.
- Perfecto, espero que todo vaya bien.
- ¿Tu como te encuentras? - Rubén se acerca por mi derecha y me deja un vaso de agua.
- No me puedo quejar, a veces me mareo pero al menos no es nada grave.
Marcos me agarra la mano y la aprieta muy fuerte, entonces me fijo en sus ojos, es como si me suplicara que no lo dejara solo. Yo le respondo de la misma manera y una leve sonrisa sale de su boca, sabe que no lo dejaré jamás.
Al parecer no somos los únicos que estamos de la mano, al otro lado de la mesa Blanca y Daniel están bien juntos.
- Y bien, ¿me vas a contar algo de tu novio?
- Pues... Empezamos a salir hace un mes y medio, nos conocimos en una fiesta en la plaza, es un año mayor que yo, le encantan los animales, es músico...
- Espera, ¿has dicho que es músico?
- Sí, ¿por qué?
- Yo se tocar la guitarra.
- Yo canto y toco el piano.
- ¿En serio? Pues algún día tenemos que tocar algo juntos.
- Claro, cuando tu quieras.
- Oye, a ver si ahora me vas a robar el novio.
Blanca me saca la lengua y todos ríen. Dani se levanta y ayuda a Marcos a recoger todo lo que hay por medio para comer. Sarai se dirije a la cocina para preparar algo, pero yo la detengo y decido ser yo quien cocine, ya que ella no debería hacer mucho esfuerzo. Creo que unas lentejas estarían bien, así que cojo todos los ingredientes que necesito y empiezo. Medio pimento verde, un cuarto de pimiento rojo, una pastilla de avecrem, una cebolla partida por la mitad, dos hojas de laurel, tres dientes de ajo, una patata a dados y un poco de sal. Luego las lentejas y a esperar.
- Vaya, tienen buena pinta.
- Gracias.
- Oye... ¿cuando sabremos si es niño o niña?
- Para eso necesitaría un buen equipo médico, y creo que aquí no lo tenéis.
- Entonces...
- Tendréis que esperar a que nazca. ¿Ya sabéis el nombre?
- Solo si es niño, Nevin.
- Vaya, es precioso.
- Gracias, lo escogió Sarai.
¿Se lo digo ahora? No, debería esperar a que ellos tengan el nombre, pero...
- Se sale la comida.
- ¿Qué? ¡Mierda!
He dejado la cocina perdida, en cuanto termine de servir los platos pienso dejarlo todo impecable. La fregona está en el patio trasero, así que tengo que salir de casa para buscarla. Abro la puerta, no hay mucha gente por la calle, supongo que todos deben de estar en sus casas comiendo. Unos niños todavía están jugando con la pelota, pero su madre los llama y ellos enseguida corren hacia ella. Los vendedores también cierran sus negocios, excepto uno que todavía tiene un cliente. Parece un hombre de unos cuarenta y tantos años, con el pelo un poco canoso y bastante alto. Me recuerda tanto a papá... Espera, ¿papá? No puede ser, creía que lo que vi la otra vez eran imaginaciones, ¡pero es real! Me dirijo lo más rápido que puedo hacia él, pero esta vez sin chillar para que no intente escapar.
Cuando estoy a unos metros, se gira y me ve. Al principio se queda quieto, pero después sale corriendo y yo hago lo mismo. No entiendo por qué cada vez que se encuentra conmigo no quiere hablarme, y tampoco qué hace aquí. Siempre hemos tenido una buena relación, incluso después del divorcio. Cada semana me escribía una carta para decirme como se encontraba y para que le contara que tal me iba en  clase. Hacía meses que no nos veíamos, y ahora que me tiene en frente... ¿por qué huye?
Pasamos por unas calles muy estrechas, cada vez estoy mas cansada y noto como me mareo. ¿Por qué no frena? ¿Por qué sigue corriendo? Me está dejando muy atrás... ¿Es que ya no me quiere? No aguanto más... Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos. Entonces paro, cojo aire y espero.
- ¡Ya bastaaaa! ¡¿Por qué te escapas?! ¡¿Por qué no quieres verme?! ¡¿Acaso he hecho algo mal?! ¡Deja ya de huir y respondemeeee!
Ya no puedo evitarlo y me pongo a llorar cual niña ha perdido su juguete favorito. Entonces, a lo lejos y con visión borrosa, me doy cuenta de que ha parado, por fin ha parado...
Los dos estamos quietos, sin decir palabra. Durante cinco minutos lo único que se oye es el silencio. Él está de espaldas, pero creo que está llorando como yo. Al fin, decide girarse y puedo verle la cara. Tal como pensaba sus ojos verdes están rojos y húmedos. Empieza a caminar, pero la distancia que nos separa es bastante grande. Mi corazón está muy acelerado, mis manos tiemblan y yo no se qué hacer. Cada vez está más cerca, y yo más nerviosa. Sin darme cuenta, ya lo tengo en frente mio. Nuestras miradas se cruzan y puedo ver que en sus ojos hay mucha tristeza.
- Hola hija.
Quiero responderle, pero mis piernas fallan y noto como caigo al suelo. Después, todo se vuelve blanco a mi alrededor y una luz empieza a brillar con mucha intensidad.