ARGUMENTO

En una fría noche de invierno una joven llamada Eva Laurent encuentra en su habitación un extraño colgante que empieza a brillar en la oscuridad. Al principio no le da importáncia, ya que se piensa que es un regalo de su madre, pero poco a poco va a descubrir que aquel extraño objeto va a cambiar su vida por completo.


sábado, 13 de abril de 2013

CAPÍTULO 10

Bueno, pues después de muchísimo tiempo ya he podido colgar el décimo capítulo :D Pido disculpas por haber tardado tanto pero ha habido diversas situaciones que no me han permitido escribir, lo siento. Espero que os guste y que comentéis :)
Besooos


- ¿Do - Dónde estoy?
- ¡Eva! ¿Eva!
- ¿Mamá?
- ¿Dónde estabas? Te hemos estado buscando.
- ¿David? ¿Qué es este lugar? ¿Por qué está todo blanco?
- Vamos, ven con nosotros.
Empiezo a caminar hacia ellos sin entender muy bien qué pasa, pero pasado un rato me doy cuenta  que siguen igual de lejos que antes.
- ¿Qué estás haciendo? ¿Hacia dónde vas?
- ¿Marcos?
Me giro y muy al fondo veo a Marcos y a otra persona que no consigo distinguir.
- ¿Qué está pasando? ¿Qué hacéis todos aquí?
- Vamos pequeña, ven con nosotros.
Cierro un poco los ojos forzando la vista para conseguir ver quién es la persona que ha dicho eso. Al fin consigo darme cuenta que el acompañante de mi novio es papá.
- ¡Papá! ¡Papá!
Corro los más rápido que me permiten mis piernas, pero en seguida paro... ¿Qué estoy haciendo? ¿Por qué no paro de perseguirle cuando en realidad él no quiere verme? Que tonta que soy, todo este tiempo me he comportado como una estúpida llorando por una persona que no se preocupa por mi. Quizás sea mi padre, pero en estos últimos meses no me ha escrito nada ni me ha llamado para preguntarme como me va todo.
Miro a derecha e izquierda, no hay nadie, así que empiezo a caminar hacia la izquierda mientras a mi espalda todos me llaman. No voy a volver, les quiero mucho a todos pero ahora mismo solo les estoy haciendo sufrir y no se lo merecen. Quizás lo mejor que puedo hacer es desaparecer, dejar todo atrás, ya basta de hospitales y de sueños con bosques gigantes, es hora de despertar.
- Hola...
Una voz muy dulce suena por todo aquel extraño lugar. Miro hacia todos lados, pero no hay nadie.
- Estoy aquí.
- ¿Cómo lo has hecho?
- ¿Hacer qué?
- Aparecer delante de mi de repente.
- He estado a tu lado todo el rato, solo he cambiado de lugar.
Aquella chica de largos y rubios cabellos sonríe. Lleva un vestido largo de color blanco del cual no consigo ver el final.
- ¿Quién o qué eres?
No hay respuesta, solo sonríe y se acerca a mi.
- No juzgues a las personas que amas.
Noto como una brisa pasa a través de mi cuerpo. Al girarme no veo a nadie, la chica ha desaparecido.
Vuelvo a mirar al frente, una fuerte luz brilla intensamente. Es la hora, por fin voy a despertar.

- ¡Rápido traed una palangana! ¡Está vomitando sangre!
- ¡Eva! ¡Eva cariño!
- Señora tiene que irse de aquí.
- Pero mi hija...
- Le avisaremos cuando pueda verla.
- Mam...
No puedo pronunciar ni una sola palabra porque en seguida me pongo a vomitar. Des de que desperté es lo único que he hecho, y fue hace diez minutos. Los médicos no encuentran la solución para hacerme parar, dicen que es una de las cosas de mi enfermedad, pero yo no se de qué me hablan.
Una doctora acaba de entrar con una bolsa de sangre, me van a hacer una transfusión. Al parecer he perdido bastante y es muy peligroso. Puedo oír como mi madre está chillando en el pasillo mientras Ali intenta calmarla.
- ¿Cómo estás? ¿Te sientes mareada?
- No.
- Bien, si empiezas a encontrarte mal avísame en seguida, ¿de acuerdo?
- Sí.
Cinco minutos después me he quedado dormida. Estoy sentada en una silla mirando a la nada. Las lágrimas empiezan a brotar de mis ojos, quiero dejar de sufrir.
Detrás de mi hay alguien, puedo notar su presencia. Su mano se ha posado en mi hombro suavemente y sus mejillas se acercan a las mías, secando el resto que han dejado las lágrimas.
- No llores más porque así no solucionarás nada.
- ¿Y qué más puedo hacer?
- ¿Sabes qué es lo que tienes?
- No, nadie lo sabe.
- Pues ya tienes algo por donde empezar.
- Pero...
- A veces las personas que menos esperas son las que mas te pueden ayudar.
Mientras pronunciaba la última frase ha dado media vuelta y ha empezado a caminar en dirección contraria a mi posición.
- ¡Daniel espera!
- ¿Qué pasa?
- Con eso... ¿te referías a mi padre?
- Yo no he dicho eso, has sido tu.
- Gracias...
- De nada, espero verte pronto...

¿Que debo hacer ahora? No puedo abandonar el hospital e irme a Madrid... ¿O si? Pero en todo caso necesitaría ayuda, las enfermeras no me quitan el ojo de encima y mamá tampoco es de mucha ayuda. David no se arriesgaría a ponerme en peligro y si se lo pido a Alicia seguro que se lo cuenta, y más ahora que son novios. Ya solo me queda... ¿Amanda? Sí, seguro que ella me ayuda. Cinco minutos después de llamarla aparece en mi habitación.
- ¿Qué es eso tan urgente que tenías que pedirme?
- Necesito que me ayudes a escapar del hospital.

No hay comentarios:

Publicar un comentario